La herida del rechazo es la más profunda que existe, ya que la persona que la sufre se siente rechazada en su interior, y sobre todo, siente rechazo de existir. Es una herida emocional que arrastramos desde la infancia. Mientras esta herida no sane por completo, se activará con facilidad una y otra vez.
La psicología apunta en alguna de sus teorías que desarrollamos todas nuestras creencias falsas y patrones mentales, durante los siete primeros años de nuestra vida.
Cuando somos niños/as estamos más cerca de nuestra verdadera esencia, y nos manifestamos como realmente somos, pero a medida que vamos creciendo nos vemos condicionadas por nuestro entorno. La educación que recibimos, las normas sociales y las creencias que heredamos hacen que nos adaptemos a los demás para evitar problemas y sentirnos queridos/as.
Aunque en este proceso haya una parte positiva de crecimiento y convivencia, nuestra autenticidad se va resintiendo y acabamos amoldándonos a unas normas sociales que de alguna manera nos uniformizan y reprimen partes de nuestro ser.
Desde el instante que empezamos a sentirnos rechazados empezamos a crear una máscara (carácter o personalidad que se desarrolla), que nos permite ocultar el dolor y mostrarme al mundo desde el autoengaño del sufrimiento, convenciéndome que todo está bien cuando lo que he hecho es ocultar el dolor detrás de una máscara que me susurra al oído una y otra vez que la solución a mi sufrimiento es huir.
La persona huidiza se anula, se infravalora, el no sentirse aceptado/a, le lleva a no aceptarse a sí mismo/a y por tanto a no amarse. Debido a ello, necesita ser perfecto/a y obtener reconocimiento externo.
¿Cómo puedo sanarla?
Un paso fundamental es aceptar la herida como parte de mí para poder liberar todos los sentimientos atrapados. Una vez aceptada, comprenderla para poder perdonar y darle un lugar en nuestra historia de vida. A partir de ahí empezar a cuidarme con con amor, compasión, y comenzar a priorizarme, no desde un acto egoísta sino desde una mirada compasiva que me permita identificar mis necesidades para darle respuesta.
Cuanto más profunda es la herida del rechazo en una persona, más atraerá circunstancias para ser rechazada o rechazar a los demás.
Lise Bourbeau
Yo solo quería saber que me querías, y ahora entiendo y comprendo mi herida, me responsabilizo, me comprometo conmigo y me ocupo de mí.