Cuenta Jorge Bucay (médico, psico dramaturgo, terapeuta gestáltico y escritor argentino) que cuando era pequeño, le encantaba el circo. Con todo ese ambiente de fiesta, ese colorido, esa alegría… Pero de todo ello, lo que más le gustaba eran los animales. Y de todos los animales, le fascinaba el elefante. Era tan grande, tan fuerte…
Pero hay algo que siempre le llamó la atención: antes y después de cada espectáculo, el elefante permanecía atado a una diminuta estaca por una cadena. Y pensaba, ‘¿cómo es posible que el elefante, tan grande y fuerte, no se intente liberar de esa minúscula cadena y esa débil estaca clavada en el suelo?’.
Esa duda le atormentaba, y comenzó a preguntar a los adultos, en busca de una respuesta. Todos se encogían de hombros, no sabían qué contestar. Hasta que un día, un hombre se acercó a él y se puso a contemplar el elefante a su lado. Entonces le hizo la pregunta y él, observando al elefante, respondió:
– No intenta liberarse porque desde muy pequeño estuvo atado a esa estaca y no pudo escapar de ella. Entonces, se rindió.
Comenzó a imaginar al pequeño elefante encadenado a la estaca, intentando soltarse de ella con todas sus fuerzas. Pude sentir su lucha y su frustración cada vez que caía al suelo agotado, sin ninguna victoria.
Pensó en el día en el que el pequeño elefante se tumbó junto a la estaca resignado y asumió su destino. Ese día que decidió dejar de luchar por soltarse de la cadena. Ese día que asumió su derrota para siempre. Por eso, entendió entonces, el elefante ya no lucha. Porque piensa que no puede.
En consulta veo como muchas de las limitaciones que me trasladan son impedimentos que nos ponemos y que nos impiden conseguir nuestros objetivos; son nuestras propias limitaciones sostenidas por los «no puedo»; «no soy capaz»; «que van a pensar si fracaso»…….. Esas limitaciones se convierten en creencias que se integran en nuestra historia de vida y nos impiden avanzar.
Muchas de esas creencias no son reales, son ideas que nos hemos construido o que otras personas nos han hecho creer que somos y que actúan por debajo de lo que hacemos y pensamos.
Aprendemos nuestros sistemas de creencias cuando somos niños y luego, nos movemos a través de experiencias de creación de vida para que coincidan con nuestras creencias”
-Louise L. Hay-
Solo derrumbando esas creencias y rompiendo los patrones de conducta que las mantienen, podremos avanzar hacia lo que queremos.
¿Nos ponemos manos a la obra?