El amor es una palabra que tiene tantas definiciones como personas hay para definirlo. El amor es la fuerza más poderosa, la energía más sanadora que nos llena de alegría.
Por norma general buscamos el amor fuera de nosotros/as mismos/as, pero en realidad vivimos nuestro primer amor cuando aprendemos a amarnos a nosotros/as mismos/as. Cuando entendemos que el amor empieza dentro y se extiende hacia fuera, entendemos la verdadera abundancia, tomamos conciencia de que somos el amor, y que da igual cuánto amor damos porque nuestra fuerte nunca se seca.
El amor es la capacidad y la buena disposición para permitir que las personas o nuestros seres queridos sean lo que elijan ser, sin insistir en que hagan lo que nos satisface o nos gustaría. ¿Cómo puede llegar a este punto de poder dejar que los demás sean como quieren y eligen ser sin tener la necesidad de que sean lo que esperamos?
Muy sencillo. Amándonos primero a nosotros/as.
Cuando hemos reconocido lo que valemos y lo bueno que somos no tenemos la necesidad de que los demás apoyen y refuercen nuestro valor. Si estamos seguros/as de nosotros/as y tenemos confianza en lo que pensamos, no queremos ni necesitamos que los demás sean como nosotros. La propia estima no puede ser verificada por los demás. Valemos porque decidimos que es así.
En su libro “Knots” el doctor R. D. Laing resume el proceso de internalización de los pensamientos de los demás para equipararlo con la propia autoestima.
Mi madre me ama.
Yo me siento bien.
Yo me siento bien porque ella me ama.
Mi madre no me ama.
Yo me siento mal.
Yo me siento mal porque ella no me ama.
Yo soy malo porque me siento mal.
Yo me siento mal porque soy malo.
Yo soy malo porque ella no me ama.
Ella no me ama porque yo soy malo.
No es fácil deshacerse de ciertas creencias. Es muy posible que nuestra imagen se base todavía en las opiniones de los demás, pero no tenemos que cargar con ellas para siempre. Sí, es complicado deshacerse de ellas y limpiar las heridas, pero es aún más difícil aferrarse a ellas sabiendo el sufrimiento que en ocasiones conlleva. Con compromiso, esfuerzo voluntario y entrenamiento mental, podremos desaprender lo aprendido. ¿Te animas a probar?