Socialmente la palabra “carácter” se usa para referirse a una persona que tiene determinación que no se doblega fácilmente, que no es lo mismo que tener mal carácter, son cosas totalmente distintas, pero vamos a ir un poquito más allá.
Para hablar de carácter tenemos que remitirnos a Wilhem Reich, médico, psiquiatra, psicoanalista, que es el que desarrolla la técnica del análisis del carácter.
Fue miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena hasta 1933, sin embargo, sus teorías se independizaron más tarde del psicoanálisis institucional freudiano. Uno de los motivos de la desvinculación de ambos fue por el concepto de la líbido, si bien para Freud era la columna vertebral de su teoría, para Reich era un término carente de concreción y es en esa búsqueda de concreción cuando desarrolla a raíz de la teoría de la líbido de Freud, la teoría del carácter.
Para Reich el carácter es como nos mostramos, y desde ahí es donde proponía el trabajo a los terapeutas, ya que trabajar desde lo obvio, desde lo que la persona podía conocer, desde sus manifestaciones caracteriales, era más efectivo para ir pudiendo quitar esas capas defensivas que nos impide mostrar nuestra esencia, como si fuéramos quitando las capas de una cebolla hasta llegar al núcleo.
El carácter es una función que se desarrolla desde la infancia, desde el momento del nacimiento, y tiene como misión adaptar al individuo al ambiente. Al originarse en la infancia cuando llega al adulto está obsoleta por eso en ocasiones seguimos manteniendo pautas de relación que son infantiles, siendo adultos. De modo que, lo que en el niño sirvió para adaptarlo, en el adulto ya no resulta útil. Es aquí cuando iniciar un proceso de autoconocimiento nos puede arrojar luz sobre estas pautas infantiles que ya no nos sirven e irlas transformando en otras que nos aportan una nueva manera de relacionarnos con nosotros mismos y con el medio.
Solemos identificar el carácter con lo que somos y en realidad es el cómo nos mostramos.
Como bien dice Juan Jose Albert, “si no trabajamos el autoconocimiento nos relacionamos de carácter a carácter o lo que es lo mismo de armadura a armadura. Con el autoconocimiento vamos quitando esas capas de cebolla, llegando a nuestra verdadera esencia y es cuando se da la relación desde la empatía. No podemos alcanzar la empatía si no entramos en contacto con un espacio donde se propicie el conocimiento de mí, porque es desde ese conocimiento donde puedo llegar al conocimiento de ti, y esto es fundamental para el desarrollo de la empatía y del amor al otro”-
Otra joya que nos dejó Reich es la certeza de que no podemos sanar psicoemocionalmente sin tener en cuenta el cuerpo, para él era tan imposible como beber agua de un vaso reflejado en un espejo.
Hablar del cuerpo o de nuestra coraza muscular, ¡ya es tema de otro cantar!
Qué clarito e interesante explicas las cosas. Gracias
Gracias!¡