30/09/2020

Ni blanco, ni negro

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Según la corriente Gestáltica las polaridades nos enseñan a no caer en los extremos de nuestras emociones, sensaciones o necesidades.

El mundo es una sucesión de polaridades, por ejemplo, conocemos la noche porque conocemos el día, sabemos lo que es la alegría porque conocemos la tristeza, y así hasta un infinito de posibilidades.

De igual manera que vemos el mundo en todas sus diversidades, nos vemos a nosotros/as mismos/as de una determinada manera, es decir, nos definimos en uno de los polos. Y esta manera de definirnos es lo que llamamos autoconcepto.

Cuando digo que nos definimos en un polo me refiero a que nos creemos esa parte nuestra como si fuera una totalidad, esto lo vemos claro cuando decimos “soy mala persona”, “soy vergonzosa”, “soy fuerte”, etc. En la mayoría de las ocasiones hacemos uso de estos conceptos sobre nosotros/as, para darle sentido y coherencia a nuestra conducta, a nuestra manera de mostrarnos, a nuestro comportamiento, porque en el fondo lo que necesitamos y buscamos es coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, para poder vivir de manera estable, en equilibrio y no sufrir.

El autoconcepto también proviene de lo que hemos oído y nos han contado sobre nosotros/as a lo largo de nuestra vida, no olvidemos que somos seres sociales y dependientes. Mensajes de nuestra familia, maestros/as, amigos/as, etc, como por ejemplo “eres una chica seria”, “eres muy despistada”, “eres muy vaga”, etc, pueden reforzar nuestro autoconcepto o ponerlo en duda.  

Una de las trampas del autoconcepto es que nos lleva al “yo soy así”, y esta afirmación nos limita porque nos aleja de la responsabilidad y el compromiso que tenemos en nuestro proceso de cambio, lanzando esa responsabilidad a otros/as.

¿Qué nos ofrece el poner atención a nuestras polaridades?: ser flexibles y poner luz a esas definiciones nuestras que hemos reprimido.

¿Cómo lo hacemos?: por medio del darnos cuenta. Poniendo atención en esas partes negadas, integrándolas y así poder funcionar en la vida de un modo más enriquecedor.

Integrar estas partes negadas no es fácil, genera resistencias porque implica derrumbar ese autoconcepto que nos ha acompañado tanto tiempo en nuestra vida.

El beneficio de comprender nuestras polaridades es que nos permite el movimiento, es decir, no soy ni buena ni mala, ni la vida es blanca o negra, ni me aferro a mantenerme en el “medio” entre el bien y el mal, simplemente me muevo por la escala de colores a media que vamos bailando, jugando, fluyendo con las cosas que nos suceden.

El movimiento nos enseña que según las circunstancias puedo elegir cuál de los dos ser, o hacia donde me muevo en la escala de colores.

¿Bailamos?

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Yurena
Yurena
3 años registrado

Gracias 🤗

Loly
Loly
3 años registrado

Me encanta la metáfora del Baile, ser más flexible es un buen consejo.
Gracias por recordármelo.

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