Somos seres sociales y dependientes, necesitamos relacionarnos y por eso es tan importante y necesario poner atención en cómo lo hacemos para tener relaciones saludables y movernos desde la honestidad con nosotros/as mismos/as y con las otras personas.
En ocasiones ante determinadas situaciones las personas nos hacen de espejo de lo que «no me gusta de mi”, y es así cuando se nos presenta un aprendizaje extraordinario que nos invita a mirarnos para comprender para que se muestra y cuál es la utilidad de su enseñanza.
Esa enseñanza nos aleja de la queja, de la crítica y de respuestas reactivas que promovidas por el impulso nos llevan al sufrimiento. ¿Un truquito para salir de la conducta reactiva?: parar y conectar con nuestro cuerpo a través de la respiración, esto nos permite poner espacio entre lo que sucede y lo que yo siento que sucede. El poner espacio me permite desde la calma ver otras posibilidades que se pueden dar o mostrar, moviéndonos de la subjetividad a la objetividad del momento.
Los recuerdos no son reales en su totalidad cada vez que los contamos creamos una historia diferente que nos ayuda a vivir en nuestro mundo de interpretación. Mi memoria graba la última versión de la historia, por eso parar; observar; respirar; meditar, son recursos que nos permiten desapegarnos de nuestra propia percepción de la vida, para desde ahí, poder comprender y aceptar otras visiones del mundo.
Hoy acepto mi tendencia a la crítica y me ocupo de ella.
Hoy me responsabilizo, me comprometo y me ocupo de mí.
Hoy te libero de la carga de mi opinión.