El miedo es una emoción caracterizada por una sensación de angustia que se produce ante la percepción de un peligro que puede ser real, imaginario, presente, pasado o futuro. El peligro no es el mismo ni es igual para todos, depende de nuestra percepción, interpretación y recursos que tengamos para enfrentarlo. Por ejemplo, yo puedo tener miedo a conducir y para otros es un acto placentero.
Ante una emoción no sólo sentimos, sino que reaccionamos internamente ante ella, de esta manera cuando yo siento miedo puedo experimentar vergüenza, rabia, impotencia, etc. Hacer conciente y darnos cuenta de esta segunda reacción es muy importante, porque dependiendo de cómo sea, el miedo se puede atenuar o intensificar.
En psicología hablamos de miedo real cuando su dimensión está en correspondencia con la dimensión de la amenaza. Y de miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna relación con el peligro. Ambos, miedo real y miedo neurótico, fueron términos definidos por Sigmund Freud en su teoría del miedo. Para Freud el miedo es el resultado de un conflicto básico inconsciente y no resuelto.
Para la psicología conductista por el contrario el miedo es algo aprendido.
Para la psicología de la Gestalt, el miedo es una emoción primaria y básica de nuestro instinto de conservación que nos permite preservar nuestra vida protegiéndonos del peligro. La Gestalt recupera el miedo como una emoción que puede ser una aliada, como una herramienta valiosa ante la vida. Partiendo de esta visión que nos ofrece la Gestalt nos acercamos un poco más a entender la importancia de hacerlo consciente, de ponerle nombre y apellido, dándonos cuenta de la reacción que nos genera para ver la utilidad qué nos ofrece como herramienta valiosa ante la vida.
¿Si nos relacionarnos con el miedo desde su utilidad existe la cobardía?, la idea de cobardía nace cuando no hacemos uso de esos recursos que tenemos para enfrentarnos al miedo, partiendo de esta premisa, ¿el hacer uso de estos recursos nos convierte en valientes?
Me inclino por abandonar este tipo de estigmatizaciones que pueden ser en ocasiones injustas, llevándonos a valoraciones limitantes. Prefiero pensar en personas que se enfrentan al miedo como pueden con lo que tienen de manera consciente, porque eso nos va a permitir tomar conciencia, darnos cuenta de como se muestra, en que nos limita y en que nos resulta útil, mientras vamos aprendiendo y desaprendiendo nuevos recursos que nos llevarán a nuevas conductas que nos permitirán enfrentarnos y aceptar nuestros miedos. Ya nos lo dijo Buda: «Aprender es siempre un regalo, incluso cuando el dolor sea el maestro».
Sigamos las indicaciones de Buda y aprendamos de nuestros miedos. Atrevámonos a retarnos, a descubrirnos, a conocernos y comprendernos. El truco está en arriesgar, y luego ya veremos lo que aprendemos.
¿Te animas a descubrir la utilidad de tus miedos?,
Muchas gracias por este artículo. Especialmente útil en estas circunstancias y en las que vendrán.
Un enfoque diferente, práctico y positivo de nuestros miedos.
Gracias!’, me alegra que te resulte útil. Saludos!¡
Muy interesante la propuesta de reflexión. Gracias Marisol
Gracias por tus palabras!
Magistral! Además, está escrito con mucha empatía hacia a los que no dominamos el lenguaje técnico de la psicología. Muy útil en estos momentos. Gracias Marisol.
Gracias Bruno! Agradezco muchísimo tus palabras! Un abrazo!