“El tiempo lo cura todo” ….
¡Cuántas veces habremos oído esa frase o nos hemos dicho esa frase para paliar el dolor!
Con el tiempo he aprendido que no es así, que el tiempo no lo cura todo. El tiempo lo que hace es bajar la intensidad de nuestras emociones. Para curar necesitamos pasar por un proceso de aceptación, no de rencor. Hay que resolver los asuntos pendientes y darle espacio en nuestra vida.
¿Y esto cómo se hace?, con esfuerzo, paciencia, mucho amor y pidiendo ayuda. Acudimos a consulta o pedimos ayuda cuando nuestro cuerpo dice basta y lo hace por medio de un síntoma, por ejemplo, la ansiedad. Cuando sentimos que nos limita, que nos ha secuestrado la ilusión, robado la sonrisa, o nos domina el enfado, nos damos cuenta de que algo va mal y que necesitamos volver a ordenar nuestra vida. Ese síntoma nos hace de interruptor y enciende la señal luminosa de alarma que nos hace parar y darnos cuenta de que algo no marcha bien.
En este proceso de orden empezamos a comprender que en la vida suceden cosas que pueden no ser de nuestro agrado y que tenemos que ocuparnos de ellas. Es en esa comprensión donde nace nuestra responsabilidad en el proceso de aceptación de lo que nos sucedió en el pasado para poder integrarlo en el presente, con un sentido de utilidad.
Para este proceso de cambio necesitamos desarrollar nuestra capacidad de atención, esfuerzo voluntario y auto-compromiso en el desarrollo de nuestro propio proceso de cambio. Por eso en ocasiones este proceso requiere de un tiempo, no porque el tiempo lo cure todo, sino porque necesitamos el tiempo para poder parar, observar, comprender, aceptar e integrar. Y es desde ahí donde podemos resolver los asuntos pendientes y darle espacio en nuestra vida.
Créanme si les digo que si este camino lo hacemos en compañía de un/a profesional, se hace más llevadero.
Esta excelente, pero hay veces que quieres avanzar aún cuando ha pasado el tiempo pero las las heridas son muy profundas
Por eso se hace necesario acompañamiento psicológico, gracias por compartir Dulce!