Quererse a una misma es un acto de rebeldía. Alzar la voz y decir: he decidido ocuparme de mí, ser protagonista de mi historia, escucharme, darme un espacio para marcar mi ruta, y poner limites si así lo necesito.
Según Silvia Congost, psicóloga y autora de ‘Autoestima automática’ (Zenith, 2015), nuestra autoestima se forma a partir del reconocimiento, la aprobación y el afecto de nuestros padres y aunque hasta un 30% de cómo vemos el mundo proceda de la genética, la buena noticia es que hasta un 70% depende del entorno, lo que deja un amplio margen para poder cambiar los aspectos menos positivo
Esta crisis y el creciente desempleo que están sufriendo las mujeres ha incrementado los casos en consulta de baja autoestima, de desvalorización, de falta de reconocimiento interno, ocasionando estados de ansiedad y depresión.
Estos estados nacen por los mensajes interno que nos decimos: «no puedo», «no valgo», «no soy capaz” …… mensajes que vamos interiorizando a medida que los vamos recibiendo hasta convertirse en pensamientos perturbadores, y creencias limitantes que poco a poco nos ahogan. Por eso se hace necesario ponerles atención para que pierdan fuerza.
¿Dónde ponemos la atención en terapia para recuperarnos?:
- En un auto diálogo de aprobación y reconocimiento interno.
- En alejarnos de la comparación externa.
- En poner limites.
- En comunicarnos asertivamente.
- En alejarnos de las personas que no nos aportan.
- En ocuparnos de nuestras emociones.
- En escucharnos para saber que queremos.
- En confiar porque pase lo que pase sabremos qué hacer.
- En responsabilizarnos y comprometernos con nuestro propio proceso de cambio.
El cambio asusta, en ocasiones aterra, y tiene una recompensa extraordinaria: comprendernos y aprender a vivir de otra manera y desde otro lugar.
¿Te unes a la revolución?