24/03/2020

Cuando #yomequedoencasa

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Estoy absolutamente convencido de que ninguna riqueza del mundo puede ayudar a que progrese la humanidad. El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable.

Albert Einstein

De repente, nuestro hogar se convierte en nuestro espacio vital, 24 horas al día, día tras días, perdiendo nuestra rutina diaria. La pandemia de COVID-19 aparece sin ser invitada, nos confina en casa bajo un estado de alarma y podemos paralizarnos por el miedo, el dolor y la inseguridad, o encontrar la forma de aceptarlo y superarlo.

Tenemos dos opciones: o poner el foco en lo que no tenemos o no podemos hacer, o en lo que tenemos y podemos hacer. Si ponemos el foco en lo que no podemos hacer, nuestra mente lo ve como una amenaza; por el contrario, si hacemos uso de ese tiempo para retomar o hacer cosas nuevas, nuestra mente lo ve como una oportunidad.

Oportunidad para revisarnos, para poner en orden nuestras prioridades, para retomar una lectura en pausa, para poder iniciar proyectos metidos en un cajón, para crear y dar color a nuevas ideas.

Oportunidad para poner punto y final y empezar de nuevo, oportunidad para poner punto y seguido y continuar en el camino desde otra perspectiva, porque la crisis nos pone de frente la realidad tal y como es; son toques de queda que nos obligan a parar, a interrumpir momentáneamente nuestra manera de pensar cotidiana y nuestros hábitos de conducta.

Esta situación de alarma que vivimos suele ser una experiencia desagradable para quienes la padecen: la separación de los seres queridos, la pérdida de libertad, la incertidumbre sobre nuestro futuro laboral puede crear efectos dramáticos. Vivimos en una sociedad volátil donde los cambios marcan nuestras hojas de rutas, una sociedad competitiva que nos anima a la comparación, empujándonos a la inseguridad del “yo” para convertirnos en “tú”. Una sociedad en la que la productividad y las prisas priman, y llega COVID-19 de repente y nos impone parar. El estado de alarma junto al #yomequedoencasa nos brinda la oportunidad de mirar hacia dentro, de conocernos, de estar con uno mismo, de observar nuestros pensamientos, nuestras emociones y equilibrar hacia la coherencia con nuestra esencia, con nuestro ser, con “YO SOY”.

Vamos a tener que tomar decisiones difíciles y cuando lo hagamos intentemos hacerlo no solo desde nuestro pensamiento (centro intelectual), sino que observemos y unamos nuestras emociones (centro emocional) y nuestras sensaciones corporales (centro motor). Desde este equilibro nace la armonía, nace la paz y la buena voluntad.

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Trini
Trini
4 años registrado

Me encanta!!! Maravilloso leer en positivo sobre esta experiencia que nos toca vivir y encontrar un rayo de esperanza. Gracias, gracias, gracias.

Enrique lucini
Enrique lucini
4 años registrado

Veo que empiezas con fuerza. Excelente reflexión ideal para lectura diaria de cabecera y ayudar a no perder el nuevo foco que nos ha de guiar.gracias

Ana González Batista
Ana González Batista
4 años registrado

Enhorabuena Marisol por la iniciativa y por compartir esta reflexión llena de EQUILIBRIO, mi palabra preferida para cualquier situación de la vida. Gracias.

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